Nesthor y yo nos conocimos trabajando entre trenes, nos hicimos los mejores amigos, y nos enamoramos. Esa es nuestra historia.
Nunca tuvimos mucha idea de una gran boda, ni siquiera teníamos muy claro lo de casarnos, sólo queríamos una fiesta, celebrar con nuestra familia y gente cercana nuestro amor. Y entonces vimos esa masía, Mas les Lloses,
y empecé a imaginar nuestro día especial allí. Al poco tiempo decidimos preguntar y al conocer a Marta y a Jose y ver todo lo que ofrecía el lugar no fuimos a ver ningún otro sitio más.
Gracias a mi madre pude llevar el precioso vestido de Otaduy que nunca pensé que encontraría, sencillo, pero precioso con una cooronita de flor preservada a conjunto con el ramo de Fores en el Columpio.
Nesthor llevó un traje de Versacce que le sentaba como un guante, y poco a poco fuimos concretando los detalles, menos uno. A un mes de la gran fiesta no teníamos fotógrafo, ni idea de quién ni cómo conseguirlo.
Buscamos y preguntamos mucho, hasta que vimos una foto, una boda en Mas les Lloses, una foto de Olga que hizo que no dudáramos un segundo en contactar con ella. Cuando la conocimos y pudimos ver más de su trabajo,
la luz de sus fotografías, la naturalidad, esa esencia… nos hizo sentir tan cómodos que no tuvimos ni que pensarlo.
Gracias a nuestras familias y amigos, y a mi ahora marido, tuve la boda que siempre quisimos, y gracias a Olga tenemos las fotografías más bonitas del mundo para recordarla siempre.